La vida de cada persona
es como una semilla…
En su interior anida
un sinnúmero de posibilidades,
sueños y utopías.
Si cuidamos la semilla,
si la regamos y acompañamos
nacerá una planta nueva,
única, bella…
En el interior de cada uno
el Dios de la Vida
puso la semilla de su Espíritu,
que hace nuevas todas las cosas,
que hace fecundas todas las vidas.
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