“La peregrinación - es ofrecer un gesto claro de intención, para muchos esta realización puede llegar a ser un claro ejemplo religioso de su fe en el año y lo hacen con ese sentido se esfuerzan, se preparan, y el deseo es llegar y besar la imagen de la Virgen”.
El padre Mamerto consideró que “la peregrinación es el momento de volver a calentar y expresar la fe porque uno ya sabe a qué viene a qué se compromete y qué es lo que le va a costar”.
“Esta nueva peregrinación –dijo- tiene que ser un gesto voluntario y en el pensamiento de cada peregrino estará su reflexión particular. En definitiva es trasparentar a Jesús allí donde estemos a través de nuestra conducta, nuestra palabra pero fundamentalmente de nuestra oración”.
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